La vida útil es el periodo de tiempo durante el cual un producto mantiene su calidad y puede ser utilizado sin necesidad de una nueva inspección (siempre que se almacene según las indicaciones del fabricante). En otras palabras, la vida útil es la «fecha de caducidad» del producto, que indica el tiempo que puede almacenarse manteniendo su calidad y seguridad para el consumidor. Comprender qué es la vida útil es crucial tanto para los fabricantes como para los consumidores para garantizar la calidad del producto y evitar el desperdicio.
Un ejemplo de vida útil es la grasa lubricante de grado alimenticio de Nye, que tiene una vida útil de 4 años. Nye generalmente calcula la «vida útil» a partir de la fecha de envío. Esto significa que durante 4 años a partir de la fecha de producción, la grasa mantiene su calidad y se puede utilizar de forma segura en el procesamiento de alimentos.
A diferencia de la vida útil, la «vida funcional» es el tiempo de uso del producto después de haber sido abierto o utilizado. Este es el período de tiempo en que el producto funciona de manera más efectiva. Por ejemplo, una crema hidratante puede tener una vida útil de 2 años, pero una vida funcional de solo 6 meses después de abrirse.
El aceite sintético en sí mismo es muy «duradero», no se oxida, polimeriza ni se evapora a temperatura ambiente hasta 10 años o más. Estos aceites tienen una buena resistencia a los impactos ambientales, por lo que tienen un largo tiempo de almacenamiento.
En el caso de las grasas lubricantes, la calidad se ve afectada por la estructura del gel. Si el gel se contrae o se ablanda, es necesario realizar pruebas e inspecciones antes de su uso. Esto demuestra que incluso si el producto no ha caducado, la inspección de calidad antes de su uso sigue siendo necesaria, especialmente para productos propensos a cambios estructurales.