¿Qué es la Difteria?

febrero 16, 2025

La difteria es una infección aguda que se caracteriza por la formación de una pseudomembrana gruesa, adherente, de color blanco grisáceo, que se extiende rápidamente por la garganta, nariz, amígdalas y laringe. También puede afectar la piel y otras membranas mucosas (conjuntiva ocular, genitales, etc.).

La bacteria de la difteria, presente en la pseudomembrana, produce una toxina que causa insuficiencia respiratoria y circulatoria, parálisis del paladar blando que altera la voz, dificultad para tragar y confusión. En casos graves, puede provocar coma y muerte. Algunas veces se presentan complicaciones como miocarditis o neuritis periférica.

La difteria es altamente contagiosa. Se transmite por vía respiratoria al hablar, estornudar o toser. Las gotitas que contienen la bacteria se dispersan en el aire y, al ser inhaladas por una persona susceptible sin inmunidad, pueden causar la enfermedad. También se puede contagiar indirectamente al tocar objetos contaminados con secreciones o gotitas que contienen la bacteria. El período de incubación es de 2 a 5 días o más desde la infección.

Hipócrates (1), el padre de la medicina occidental, describió la difteria por primera vez en el siglo V a. C. Algunos documentos también mencionan la prevalencia de la enfermedad en el antiguo Egipto y Siria. La bacteria causante de la enfermedad fue descubierta entre 1883 y 1884, y la antitoxina se desarrolló con éxito a finales del siglo XIX.

La difteria es una infección aguda caracterizada por la formación de una pseudomembrana gruesa, adherente y de color blanco grisáceo en las amígdalas, faringe, laringe y nariz. En nuestro país, gracias a la inclusión de la vacuna contra la difteria en el programa de vacunación infantil, la incidencia de la enfermedad ha disminuido significativamente. Sin embargo, el riesgo de brotes y propagación persiste en áreas con bajas tasas de vacunación. Los niños menores de 40 años, personas con trastornos inmunológicos, que viven en entornos hacinados e insalubres, y aquellos que no han recibido la vacunación completa y oportuna, son grupos de alto riesgo.

La difteria es causada por la bacteria grampositiva aeróbica Corynebacterium diphtheriae, que existe en tres formas: Gravis, Mitis e Intermedius. Al microscopio, se observa como un bacilo recto o ligeramente curvado, no móvil, sin cápsula y que no forma esporas. La bacteria crece bien en ambientes aireados, especialmente en medios con sangre y suero.

La capacidad de la bacteria para producir y liberar la toxina se debe a la infección por un virus que porta el gen que codifica para la toxina potente (1). Solo las bacterias toxigénicas causan enfermedades graves. Por el contrario, las bacterias no toxigénicas solo causan infecciones nasofaríngeas leves a moderadas, sin formación de pseudomembrana, y en ocasiones enfermedades sistémicas como artritis reactiva o endocarditis.

La bacteria libera una exotoxina que inhibe la síntesis de proteínas, destruyendo el tejido local y formando una pseudomembrana gruesa y adherente, de color blanco grisáceo o blanco amarillento, que se adhiere a la nariz, garganta, lengua, amígdalas y laringe. La exotoxina se absorbe en la sangre, se reproduce y se disemina por todo el cuerpo. Esta toxina es la responsable de las complicaciones peligrosas: miocarditis, neumonía, neuritis, daño neurológico, parálisis muscular y muerte súbita.

¿La difteria es contagiosa? ¡Sí! La difteria es una enfermedad infecciosa que se transmite de diversas maneras, principalmente por vía respiratoria. Al hablar, toser o estornudar, las personas enfermas o portadoras de la bacteria liberan gotitas que contienen la bacteria al aire. Si una persona sana sin inmunidad inhala estas gotitas, puede contraer la enfermedad. La difteria también se puede transmitir indirectamente al tocar objetos contaminados con secreciones o gotitas que contienen la bacteria.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las complicaciones de la difteria son extremadamente peligrosas. Si no se tratan a tiempo, pueden provocar obstrucción de las vías respiratorias, miocarditis, daño a los nervios que conduce a parálisis, parálisis del paladar blando, incontinencia urinaria, parálisis del diafragma, infección pulmonar (insuficiencia respiratoria o neumonía) e incluso la muerte en tan solo 6 a 10 días.

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