La jícama es una planta herbácea con un tubérculo comestible, originaria de las regiones tropicales y subtropicales de América. Se cultiva por su raíz bulbosa, que se consume cruda o cocida, y otras partes de la planta se utilizan con fines medicinales y como especia. La jícama suele ser de tamaño pequeño, con forma redonda u ovalada, y su color varía de blanco a marrón. A continuación, se detallan algunos de los nutrientes que contiene la jícama:
- Fibra;
- Vitaminas como la vitamina C, A, B, K,…;
- Minerales como potasio, fósforo, calcio, hierro, zinc,…;
- Antioxidantes;
- Compuestos antibacterianos y antiinflamatorios.
La jícama ofrece numerosos beneficios para la salud, como mejorar la digestión, fortalecer el sistema inmunológico, ayudar a perder peso y mejorar la salud cardiovascular.
La jícama es rica en fibra, tanto soluble como insoluble. La fibra es esencial para el buen funcionamiento del intestino. Ayuda a acelerar el tránsito intestinal y reduce el tiempo de contacto entre las sustancias nocivas y la mucosa intestinal, lo que disminuye el riesgo de problemas digestivos como el estreñimiento y mejora la función digestiva.
La jícama es rica en vitaminas y minerales, como la vitamina C y el hierro, que fortalecen el sistema inmunológico. Esto ayuda al organismo a combatir infecciones y otras enfermedades. Además, contiene antioxidantes como flavonoides y polifenoles, que protegen las células del daño causado por los radicales libres. Esta protección celular contribuye al buen funcionamiento del sistema inmunológico.
Gracias a su bajo contenido en calorías y su alto contenido en fibra, la jícama puede ser un alimento clave en una dieta para perder peso. La fibra proporciona una sensación de saciedad prolongada y reduce el apetito, lo que ayuda a controlar el peso. Además, la fibra ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre y a mantener un peso estable al evitar picos de glucosa después de las comidas.
La fibra soluble presente en la jícama, como la pectina, se cree que reduce los niveles de colesterol LDL (colesterol malo) en la sangre al absorber la grasa y disminuir la absorción de colesterol de los alimentos en el intestino. La reducción del colesterol LDL puede disminuir el riesgo de enfermedades cardíacas como la aterosclerosis y los accidentes cerebrovasculares. La jícama también es una buena fuente de potasio y magnesio, dos minerales esenciales para la salud cardiovascular.
Para obtener los mejores resultados al consumir jícama, elige tubérculos frescos con piel lisa, sin agujeros, sin estar secos ni agrietados. Antes de prepararla, lava bien la jícama y corta el tallo y la base. Luego, córtala en trozos o rodajas uniformes para que se cocine de manera homogénea. Dependiendo del plato que desees preparar, puedes utilizar diferentes métodos de cocción como saltear, hervir, asar u hornear para aprovechar al máximo su sabor y nutrientes. La jícama se puede combinar con una variedad de alimentos como carne, mariscos, verduras y especias para crear platos deliciosos. Al cocinar la jícama, utiliza poca aceite y condimentos para conservar su sabor natural y reducir las calorías y grasas en la comida. Evita cocinarla demasiado para que mantenga su textura crujiente y su sabor natural.