La fatiga por compasión, también conocida como agotamiento por empatía, es una sensación de entumecimiento, insensibilidad o incapacidad para preocuparse por el sufrimiento o la tragedia. La fatiga por compasión se debe a la exposición excesiva al estrés o al trauma.
Cuando ocurren cosas malas, como pandemias, desastres naturales o tiroteos en escuelas, sentimos conmoción, miedo, ira, tristeza… Todas estas emociones requieren energía emocional, y como cualquier otra forma de energía, la energía emocional es un recurso finito si no se reabastece. La exposición repetida a cualquier emoción, incluso a emociones fuertes como la conmoción y la indignación, tiende a aumentar nuestra tolerancia a esas emociones. En otras palabras, un exceso de empatía puede llevar al agotamiento y la fatiga emocional.
La fatiga por compasión se manifiesta de manera diferente en cada persona. Comúnmente, se caracteriza por sentimientos de desesperanza o impotencia, sensación de desconexión o aislamiento, o tristeza. La fatiga por compasión puede incluso tener síntomas físicos o conductuales como insomnio, dolores de cabeza o dificultad para concentrarse.
Cualquier persona expuesta regularmente al estrés o al trauma corre el riesgo de sufrir fatiga por compasión. Sin embargo, recientemente se ha asociado principalmente con el personal sanitario y los socorristas, que han soportado una enorme cantidad de estrés y han presenciado un sufrimiento inconmensurable durante la pandemia de COVID-19. Las personas que trabajan en profesiones que implican cuidar o apoyar a otros también son propensas a experimentar agotamiento por empatía.
Si no se controla, la fatiga por compasión puede provocar depresión. Por eso, es importante prestar atención cuando se siente fatigado por la compasión y tomar medidas para abordarla o mitigarla. Los expertos sugieren que las técnicas de mindfulness son una buena forma de combatir la fatiga por compasión. El mindfulness, que enfatiza la conciencia y la no adhesión a los pensamientos, ha demostrado aumentar la compasión y reducir la ansiedad.
Además, es fundamental cuidarse practicando el autocuidado, manteniendo un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal en la medida de lo posible y dedicando tiempo a conectar con los seres queridos. Aunque muchas cosas en el mundo están fuera de nuestro control, mantener nuestras baterías emocionales cargadas asegurará que cuando ocurran cosas malas (y buenas), podamos presentarnos de la manera que deseamos. El cuidado de la salud mental y física es esencial para mantener una empatía saludable y sostenible.