La autonomía es la capacidad de controlar el propio comportamiento, pensamientos y emociones. Nos permite tomar decisiones de forma consciente, establecer metas y perseguirlas sin distraernos con factores externos o emociones pasajeras. La autonomía es una habilidad crucial para el éxito académico, profesional y personal.
Una forma de ayudar a los niños a desarrollar la autonomía es fomentar la concentración en una tarea u objetivo. Puedes apoyarlos creando un horario o un espacio dedicado al estudio y al juego. Por ejemplo, puedes animarles diciendo: «Estudia durante 30 minutos y luego descansa 10 minutos; estudia en la mesa en lugar de en la cama para concentrarte mejor». Eliminar o minimizar las distracciones también es fundamental. Apagar la televisión, el teléfono, el ordenador o guardar los juguetes mientras el niño estudia son medidas útiles.
Incentivar la autogestión del tiempo también es una forma eficaz de fomentar la autonomía. El uso de relojes, calendarios o planificadores para realizar un seguimiento de las tareas pendientes y completadas son herramientas de gran ayuda. Dividir las tareas u objetivos en pasos pequeños y fáciles de realizar también facilita que los niños los aborden y completen. Por ejemplo: «Primero termina la tarea de matemáticas y luego la de lengua, o aprende 10 palabras nuevas cada día». Estas estrategias ayudarán al niño a mejorar su capacidad de concentración y a desarrollar la autonomía de manera eficaz.
La planificación es un componente esencial de la autonomía. Las personas tienen más probabilidades de tener éxito cuando piensan en los obstáculos que pueden encontrar y establecen pasos concretos sobre cuándo, dónde y cómo actuarán. Por eso es importante animar a los niños a planificar para fomentar su autonomía.
El primer paso es definir objetivos claros, alcanzables y con un plazo específico. Por ejemplo, el objetivo del niño puede ser obtener buenas calificaciones en los exámenes finales, aprender inglés o comprar una bicicleta nueva. Puedes ayudarle a establecer los pasos necesarios para alcanzar su objetivo, como repasar lo aprendido, estudiar vocabulario, gramática y practicar la conversación en inglés a diario, ahorrar dinero de la merienda, los regalos o un trabajo a tiempo parcial.
También es fundamental realizar un seguimiento del progreso y ajustar el plan cuando sea necesario. Por ejemplo: pedir al niño que revise cuánto ha aprendido, que intente hablar con un extranjero para comprobar su capacidad de comunicación o que calcule cuánto dinero ha ahorrado. Estas prácticas ayudarán al niño a aprender habilidades de autogestión y autonomía para alcanzar sus objetivos. El entrenamiento de la inteligencia emocional también es un factor clave en el desarrollo de la autonomía.
