Esclerosis Múltiple: Causas, Síntomas y Tratamientos

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febrero 13, 2025

La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad neurológica crónica que afecta al sistema nervioso central, incluyendo el cerebro, la médula espinal y los nervios ópticos. La enfermedad es causada por un trastorno autoinmune en el que el sistema inmunitario ataca por error los tejidos sanos del sistema nervioso central. Casi un millón de personas en Estados Unidos y más de 2,3 millones en todo el mundo viven con esclerosis múltiple. La enfermedad puede comenzar a cualquier edad, pero es más común entre los 20 y los 50 años. Las mujeres tienen tres veces más probabilidades de desarrollar la enfermedad que los hombres. También es más común en las zonas con climas templados y en personas de ascendencia del norte de Europa.

La esclerosis múltiple no es contagiosa ni hereditaria directamente, pero los factores genéticos y ambientales pueden aumentar el riesgo de desarrollarla en algunas personas. Los síntomas varían ampliamente, desde el tipo de síntomas hasta la gravedad y la progresión de la enfermedad. Cada paciente puede experimentar diferentes síntomas, y los síntomas en el mismo paciente también pueden cambiar con el tiempo.

En la esclerosis múltiple, el sistema inmunitario causa inflamación que daña la mielina, el tejido que aísla las fibras nerviosas en el cerebro y la médula espinal. La enfermedad también daña las propias fibras nerviosas, así como las células que producen mielina. El daño a la mielina o las fibras nerviosas altera los impulsos nerviosos, que son la forma en que el cuerpo y el cerebro se comunican.

Este daño causa cicatrices en los tejidos, de ahí el nombre de esclerosis múltiple: muchas cicatrices o esclerosis múltiple. Dependiendo de la ubicación de la inflamación, estas interrupciones pueden causar una serie de síntomas de EM, que incluyen visión borrosa, pérdida del equilibrio, mala coordinación, dificultad para hablar, temblores, entumecimiento y fatiga extrema.

Los síntomas comunes de la EM incluyen fatiga, problemas de visión como visión borrosa, visión doble o pérdida de visión, debilidad, espasmos musculares, dificultad para moverse, entumecimiento, hormigueo y sensibilidad al calor o al frío, dolor y picazón, mareos, problemas de vejiga e intestinales, problemas sexuales y cambios cognitivos.

No existe una sola prueba que pueda diagnosticar definitivamente la EM. El diagnóstico de la EM implica una revisión exhaustiva del historial médico, un examen neurológico y pruebas como análisis de sangre, análisis del líquido cefalorraquídeo y resonancia magnética (RM). La resonancia magnética ayuda al diagnóstico al tomar imágenes del cerebro o la médula espinal para mostrar áreas de inflamación y cicatrización típicas de la EM.

Si bien no existe una cura para la EM, no es una enfermedad fatal y las personas diagnosticadas con EM tienen una esperanza de vida similar a la de la población general. El manejo de la enfermedad es crucial e incluye el control de los brotes, el manejo de los síntomas, la terapia con medicamentos, la fisioterapia, la medicina alternativa y otros tratamientos.

Hay cuatro tipos principales de EM: síndrome clínicamente aislado (CIS), EM recurrente-remitente (EMRR), EM progresiva primaria (EMPP) y EM progresiva secundaria (EMPS). Cada tipo tiene diferentes síntomas y progresión.

Los tratamientos para la EM se centran principalmente en remitir o detener los brotes recurrentes, ayudar a que los síntomas remitan, prolongar las remisiones para limitar los posibles brotes, modificar el curso de la enfermedad para ralentizar la progresión y proporcionar medicamentos que reduzcan los síntomas. Los estudios clínicos muestran que los medicamentos pueden tener el mayor impacto si se administran poco después del diagnóstico de la enfermedad.

La FDA ha aprobado varios medicamentos que han demostrado en ensayos clínicos que reducen el número de recaídas, retrasan la progresión de la discapacidad y limitan la actividad de la enfermedad. Además, se pueden recetar otros medicamentos para ayudar a mejorar el tiempo de recuperación después de una recaída y tratar los síntomas crónicos de la EM. Además de los medicamentos, se utilizan otros métodos como fisioterapia, ejercicio, suplementos y medicinas alternativas para controlar los síntomas.

Alrededor del 50% de las personas con EM experimentarán algún problema cognitivo, que incluye lentitud para pensar, razonar, concentrarse o recordar. Es importante recordar que para las personas con EM, los cambios cognitivos, ya sean leves o graves, pueden ser tan impactantes como los cambios físicos.

El deterioro cognitivo en la EM es diferente de la demencia en la enfermedad de Alzheimer. Las personas que viven con EM rara vez experimentan un deterioro cognitivo grave. Hablar sobre el deterioro cognitivo con un médico puede ayudar a determinar la causa o los factores contribuyentes y proporcionar el apoyo adecuado. Hay muchos recursos de apoyo disponibles para las personas con EM y sus seres queridos, incluidos grupos de apoyo, servicios de asesoramiento y organizaciones dedicadas a la EM.

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